
El mundo del toro está de luto tras el fallecimiento de Apolinar Soriano, ganadero que dejó una profunda huella en la tauromaquia. Nacido el 15 de junio de 1932 en Linares, Jaén, Soriano dedicó su vida con pasión y esfuerzo al campo bravo, consolidando un hierro que, durante décadas, estuvo presente en las plazas más exigentes de España y del extranjero.
La ganadería de Apolinar Soriano, reconocida por su encaste y el carácter de sus reses, se convirtió en un sello de calidad en la crianza del toro bravo. Sus astados, de imponente presencia y bravura inigualable, fueron protagonistas en tardes memorables, poniendo a prueba a grandes figuras del toreo.
Apolinar fue un hombre de campo, profundamente arraigado a su tierra y a sus valores, que supo enfrentar las adversidades propias de una profesión marcada por los retos climáticos, económicos y sociales. Su legado trasciende más allá de las dehesas, pues deja una huella imborrable en los aficionados, toreros y compañeros ganaderos que lo respetaron por su dedicación, seriedad y compromiso con el arte de la tauromaquia.
Con su partida, desaparece una figura clave en la historia reciente del toro bravo, pero su memoria vivirá en cada embestida y en cada tarde de gloria que sus toros seguirán brindando. (D.E.P.)
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